La palabra que me viene a la mente es legado. No la huella individual que quiero dejar, sino el efecto dominó de estar presente, escuchar y conectar a las personas a través de lo que percibimos como diferencias.
Durante nueve años, Phillip Wilder ha participado en la Alianza de Estudiantes DREAMers de la Alianza Hispana con una inusual combinación de experiencia y humildad. Como profesor de la Universidad de Clemson, especializado en lenguaje, alfabetización y comunicación no violenta, podría haberse quedado en el terreno académico. En cambio, optó por acercarse a los estudiantes exactamente donde se encuentran: no como sujetos de estudio, sino como líderes a quienes educar.
“La Alianza Hispana ha sido mi hogar”, reflexiona Phillip. “Es un espacio cómodo gracias a las relaciones que tengo con tanta gente allí”.
Lo que distingue a Phillip no son solo sus habilidades, sino su filosofía. Si bien dedica meses al año a trabajar con ONG en Tanzania, facilitando el desarrollo de liderazgo global, su enfoque se basa en un principio simple: escuchar primero.
En HA, nos esforzamos por estar realmente presentes con los miembros de nuestra comunidad: escucharlos, preguntarles qué necesitan y usar sus opiniones para orientar los programas. Y todo ello sin egoísmo.
Esa postura de servicio, de pedir “¿Qué necesita la gente?” En lugar de asumir respuestas, es lo que hace que la facilitación de Phillip sea tan transformadora para los estudiantes adventistas del séptimo día. No da sermones. Crea espacio. No impone una estructura. Ayuda a los jóvenes líderes a encontrar su propia voz.
Somos un puente que conecta a las personas con recursos, con otras personas y con programas. Ese es el trabajo.
De la semilla a la sombra
Cuando se le pregunta sobre su visión sobre el futuro de HA, Phillip vuelve a un concepto que utiliza en su trabajo global: de la semilla a la sombra.
Muchas veces se piensa en el legado como algo individual: ¿qué huella quiero dejar? Pero yo pienso en HA de otra manera. Pienso en los programas, las personas, lo que se está haciendo, sin saber exactamente qué impacto tendrá en el futuro. El efecto dominó.
Para Phillip, el legado no se trata de edificios ni presupuestos; se trata de plantar semillas que quizá nunca veas madurar. Se trata de invertir en un estudiante de secundaria que se gradúa de la universidad. En un aprendiz que se convierte en mentor. En un estudiante tímido que se convierte en organizador comunitario.
“El legado de HA es esa voluntad de aunar todo esto: estar atento, escuchar, estar presente, brindar apoyo y conectar a las personas a través de lo que percibimos como diferencias”.
Escalar sin perder el alma
La esperanza de Phillip para los próximos 15 años es a la vez práctica y filosófica: más espacio para más gente.
Hay una ampliación de programas; esto no es nuevo para nadie en el ámbito de las organizaciones sin fines de lucro. Pero la ampliación significa que más jóvenes pueden participar y más personas pueden recibir apoyo.
El reto, según él, es crecer sin perder presencia. Crecer sin perder arraigo en la relación. Expandir el alcance manteniendo la intimidad que hace que HA se sienta como un hogar.
Esa tensión —entre crecimiento y arraigo— es precisamente lo que hace tan vital el liderazgo de Phillip. Él demuestra que se puede trabajar globalmente y estar presente localmente. Que se puede ser un experto y aun así liderar con humildad. Que se puede soñar en grande y estar presente.
Por qué es importante este trabajo
El compromiso de Phillip con la Iglesia Adventista del Séptimo Día refleja una verdad más profunda sobre el modelo de la Alianza Hispana: lo más poderoso que puedes darle a alguien no es un consejo, es tu presencia.
Asistir con constancia. Escuchar sin agenda. Creer en el potencial antes de que se demuestre. Así se construyen los movimientos. Así se transforman vidas. Así es como un pequeño círculo en 2010 se convierte en una red estatal en 2025.
Mientras HA celebra 15 años de construir mesas donde todos pertenecen, el trabajo de Phillip nos recuerda que el legado no es lo que dejas atrás, sino lo que sigue creciendo mucho después de haber plantado la semilla.
Tu donación garantiza que mentores como Phillip puedan seguir presentes para la próxima generación de líderes. Que los estudiantes tengan guías que vean su máximo potencial. Que el efecto dominó continúe.